sábado, 30 de mayo de 2009

EJERCICIO Nº7: Ejercicio final. Fragmento

OBJETIVOS A CUMPLIR:

A partir de un modelo fotográfico y un estudio anatómico, se reproducirá en barro un fragmento del cuerpo, teniendo en cuenta el corte o fractura.


PRINCIPALES PASOS:

Fase de boceteo:
- Búsqueda de fotografías desde diferentes puntos de vista del miembro a representar y realización de bocetos a partir de modelos al natural.
- Dibujar y reproducir en el interior del dibujo la situación del vástago y determinar la forma de la armadura, de modo que el volumen de barro sea mínimo.
- Otros procedimientos.

Fase de elaboración:
- Colocación del vástago en una superficie plana.
- Desarrollo de una armadura eficaz.
- Adición y modelado del barro.
- Toques finales.


DESARROLLO:

Fase de boceteo:

Desde principio de año había trabajado con manos, sobre todo con puños, así que tenía bastante claro que quería aprovechar todo lo que había hecho hasta ese momento. Por lo tanto, mi ejercicio consistiría en un puño izquierdo cerrado (fue el izquierdo y no el derecho porque soy diestro, y mientras trabajo con la derecha puedo observar mi izquierda).
Aprovecharía las fotos que había realizado para el ejercicio extra de cera. En ellos, por medios digitales introduje la armadura y simplifiqué en planos la estructura de la mano.




Decidí también realizar otro tipo de bocetos tridimensionales para no depender de otra persona a la hora de dibujar o fijarme durante la elaboración de la figura. En primer lugar, fijándome en un procedimiento que había en el aula de proyectos escultóricos, e informándome por internet, realicé un pie en primer lugar (para familiarizarme con el procedimiento), y luego una mano, para poder observar volúmenes y dimensiones.


También decidí realizar un molde del puño con alginato (material que no había utilizado hasta entonces), del que posteriormente sacaría un positivo en escayola que me ha acompañado durante todo el ejercicio.


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A partir de un bloque de escayola que encontré tirado, tallé la forma de un puño, esta vez para estudiar los planos y volúmenes que se forman. También para estudiar la posibilidad de rotos de las piedras, que aprovecharía para la figura.




Fase de elaboración:

Comencé con fijar el vástago en la tabla, clavándolo con clavos de modo que se hundan la mitad y para favorecer la sujección, doblándolos hacia un lado, formando una esbástica. Este proceso de la esbástica se realizará también a la hora de fijar los hierros que formarán la armadura del brazo y la mano.

Al principio comencé a realizar la estructura de la armadura de la mano con alambre grueso: desde un lado de la tabla subía por el vástago, formaba el volumen deseado y volvía a bajar. Una vez que tuve eso, me dediqué a intentar formar los volúmenes perpendiculares desde un hierro hasta otro, lo que no era nada efectivo. También incluía alambres finos y otros materiales como porexpán, que a la hora de colocar la maya no serían nada estables, por lo que llegado a este punto, retiré todos los excesos y empecé de nuevo reflexionando un poco más.
Me enseñaron como hacer una buena armadura: siempre se debe partir de la tabla, llegar hasta donde se pretende colocar el volumen, realizarlo, y volver de nuevo a la tabla y clavar en forma de esbástica. Con este proceso la estabilidad y efectividad de la armadura se incrementó notablemente. Únicamente hacía falta fijar los hierros (con alambre fino doble -una vuelta, girar con los alicates y colocarlo donde uno no se lo clave) y serían casi inamovibles, lo que favorecería a la colocación de la maya metálica. Así formaba, ya de paso, el volumen del brazo por lo que en un solo paso había resumido ya casi todo el ejercicio.

Una buena armadura hace que el resto del ejercicio sea únicamente colocar barro y retocarlo.

Se coloca la maya metálica de forma que esté muy tensa, lo que evitaría posibles deformaciones a la hora de colocar el barro sobre ella. Se aprovechan las puntas de los cortes para sujetarla a los hierros y se tira de ella. Si las puntas no son efectivas, se puede atar con alambres finos a los hierros gruesos. Comencé por cubrir el brazo, que era más sencillo. Bastó con una vuelta tensándola con fuerza, pero se deformaron parte de los hierros que determinaban el volumen. Introduje en el interior barro seco recubierto de papel para evitar que se deformara. El papel habría secado el barro de la mano ya que lo habría absorvido, por lo que debería haberlo hecho con un material como el plástico, aunque en este caso no importaba mucho, ya que el volumen de barro no llegaría hasta el punto donde estaba.

Después, el volumen de la mano, que era más complejo. Situé la maya en la parte trasera de la mano y la plegué hacia los dedos y los lados, cerrando así el cuerpo. Realicé el volumen que ocuparía el dedo pulgar con la maya, ya que me era casi imposible haberlo elaborado a partir de alambre grueso, y el fino era demasiado inestable.

Una vez elaborada la armadura, ya podía colocar el barro. Recubrí toda la figura, salvando hierros y puntas indeseados, que tendría que evitar a la hora del modelado.
Gracias al modelo tridimensional, pude observar con más claridad puntos de la mano que no podía verme a mi mismo, aún siendo la izquierda. Podía observar los negros, las formas, las texturas, podía tocarlo sin que supusiera una deformación y sobre todo me había ayudado a conformar la armadura (sobredimensionada), sabiendo de qué punto a qué punto debía ir cada hierro.

El modelado se salvó gracias a la armadura, sólo debía señalar por donde iba cada dedo, cada plano trasero de la mano, los volúmenes más exagerados y los negros más intensos, que realizaría en el retoque final.

La textura, en la que se pudiera observar la elaboración, era similar a la de Rodín, gran referente escultórico. Un tratamiento bruto del material, sin depurar del todo, sólo en las zonas de mayor tensión, como en los nudillos, donde la piel es más fina y el hueso asoma.


Una vez terminado la forma y el tratamiento de la figura, me centré en el corte, que gracias a los "bocetos" en escayola tenía bastante claro: subiría por el antebrazo hacia la mano y en la muñeca se iría más hacia la horizontalidad. La forma sería quebrada, en forma plana y en zig-zag, algo aleatorias según ascendía y descendía con el corte. Lo realicé a partir de estocadas con el palillo liso, y si en algún momento realizaba algún movimiento poco casual, lo disimulaba deformándolo.


Así terminó el ejercicio final: barro, detalle y poca definición a partir de una armadura eficaz.


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